Ramón Barúa, CEO de Aclara, por plan minero en Penco: «Nos hemos dado cuenta de que nos falta compartir información con la comunidad»
La compañía se encuentra en un proceso de ajuste para volver a reingresar el proyecto en 2023. Se tomaron sugerencias y la mirada está en la sustentabilidad.
En marzo de este año, la empresa Aclara desistió del proceso de evaluación ambiental que tramitaba la instalación del proyecto minero tierras raras en la comuna de Penco, anteriormente conocido como BioLantánidos. Eso sí, la compañía lo hizo con la idea de analizar nuevos datos y potenciar la iniciativa, entendiendo que el plan había generado un descontento profundo de autoridades y vecinos por su eventual impacto ambiental. De hecho, a través de un consulta no vinculante liderada por el municipio en febrero pasado, el 99% de los 7.500 participantes se inclinaron por el rechazo a su instalación.
A casi ocho meses del desistimiento, desde la firma cuentan que han recogido sugerencias para reforzar tres aspectos asociados a la mejora de la base ambiental, el diálogo con la comunidad y la modificación de ciertos aspectos técnicos, de tal manera de poder reingresar el proyecto al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) dentro del segundo trimestre de 2023 y revertir la mirada negativa puesta sobre la iniciativa que ahora apuesta, según palabras del CEO de Aclara, Ramón Barúa, «a convertirse en un proyecto limpio que ofrece una oportunidad única a Biobío para posicionarla a nivel mundial en la producción sostenible de tierras raras que ocupan, por ejemplo, los autos eléctricos».
Los cambios
Barúa explica que el plan se pretende llevar adelante en un predio forestal, zona en donde se generará una «minería superficial», es decir, se retirará la capa vegetal para minar los primeros 20 o 30 metros de las arcillas, pero sin uso de explosivos, «reduciendo así el polvo y el ruido». Agrega que en este proyecto se retirará totalmente el chancado y la molienda y que la arcilla llegará a una planta de US$ 130 millones que tendrá tres tanques. «El agua que utilizamos en el sistema la recirculamos en el 95%, y esto nos permite reducir al mínimo el consumo de agua (…) El promedio de la minería de cobre en Chile utiliza 50 mil metros cúbicos de agua al día, pero nuestro plan solo 800, y el fertilizante lo recirculamos al 99%», dice Barúa, quien añade que estas acciones hacen que el proceso «no genere ningún residuo sólido o líquido».
Así, y al no alterar las propiedades físicas de las arcillas, estas serán devueltas al lugar de extracción para luego reponer la capa vegetal mediante la siembra de especies nativas, «con la idea de que ese bosque de conservación permanezca para la posteridad».
-El proyecto causó bastante polémica y hubo un descontento transversal de la comunidad y autoridades. ¿De qué forma esperan dar vuelta este escenario negativo para la empresa?
– Muchos de los reclamos que existieron originalmente surgieron a raíz de una falta de información. Algo que pensamos que teníamos que mejorar y sobre lo cual ya estamos trabajando es en dialogar mejor con la comunidad, a nivel local, pero también tener un diálogo más técnico con el mundo académico, a fin de validar los procesos que tenemos. Por ejemplo, una de las mejoras es que una de las fuentes de agua era el estero El Cabrito, pero ahora ya no se utilizará en el proceso, y pensamos que hay optimizaciones adicionales aún, como utilizar la poca agua de fuente sostenibles.
-El diálogo con la comunidad es clave. Concretamente, ¿cómo esperan avanzar en ese ámbito? ¿Ya han tenido acercamientos?
-En ese trabajo hay varias etapas. Primero, hay que entender de dónde surge el descontento, y ahí hemos hecho bastantes esfuerzos desde el punto de vista de hacer encuestas, diálogos con autoridades actuales y pasadas, periodistas o políticos. Estamos haciendo también escuchas de redes sociales para entender de dónde puede surgir el malestar. Nos hemos dado cuenta de que nos falta compartir información con la comunidad, y eso lo estamos haciendo con la formación de un equipo interno de la compañía, utilizando consultores especializados en temas de relacionamiento y compartiendo información, alguna de manera más externa en nuestra página web o redes sociales para desmitificar ciertas cosas que se dijeron del proceso y que no son necesariamente ciertas (…) Y vamos a estar acercándonos personalmente a la comunidad, y ahí tenemos un plan de trabajo que liderará Fernando Illanes, gerente de Asuntos Corporativos y Valor Social.
-¿Y en cuanto a las autoridades?
-Conversando. Diría que queremos trabajar mucho con las autoridades locales, regionales y el gobierno central. Ya hemos sostenido muchas de esas reuniones, sobre todo con el Ejecutivo, y diría que el recibimiento del proyecto es muy favorable (…) Soy tremendamente optimista de que este es un proyecto que sí será aprobado, no solo por las autoridades, sino que también por la comunidad.
-¿En todo este camino hay alguna autocrítica de parte de Aclara?
-Sin duda hay autocrítica. La pandemia no nos permitió estar personalmente en el territorio y eso llevó a no tener una comunicación efectiva. Compartimos poca información, no tuvimos una presencia local más clara y evidente y escuchamos a estas voces que, quizá con la mejor intención, nos llamaban a seguir una estrategia del pasado, de tratar de mantener un bajo perfil. Sin embargo, no tenemos nada que ocultar y hay muchas cosas que compartir.