(Extraído de Diario Financiero) 23 de mayo de 2023 –

El concepto de tierras raras puede sonar lejano y algo misterioso. Se refiere a un grupo de minerales cuyos nombres en particular probablemente sólo conocimos en las clases de química del colegio, pero que representan una tremenda oportunidad para Chile, tal como se empezó a vislumbrar para el litio con la aceleración de la electromovilidad hace unos años atrás. De esta manera, la motivación de mi investigación (disponible en https://prensa.ubo.cl/wp-content/uploads/2023/05/Informe-Tierras-Raras-mayo.pdf) es el eventual surgimiento de innovadores polos de exportación que le permitan a Chile llegar a nuevos mercados.

La demanda por estos minerales se relaciona con tecnologías modernas como la óptica, iluminación, pantallas LED e imanes permanentes. En particular, los usos en electromovilidad son sustanciales, con el consiguiente aumento de la demanda por cobre, litio y tierras raras. En la actualidad, es China quien posee la mayor producción a nivel mundial, lo que ha motivado a que los usuarios -por ejemplo, empresas que fabrican autos eléctricos- estén buscado otros países proveedores para reducir la dependencia que hoy tienen del gigante asiático.

De acuerdo al reporte del Servicio Geológico de EE. UU., la evolución de los precios de algunos de estos metales muestra que se ha multiplicado por 3 en los últimos tres años, dando cuenta del interés creciente por estos minerales.

Pues bien, en la comuna de Penco, VIII región, se esta evaluando la puesta en marcha de un proyecto para extraer tierras raras con una inversión de US$ 130 millones, que puede tener un efecto multiplicador en el PIB por US$ 260 millones, creando aproximadamente 600 puestos de trabajo durante la construcción. Al considerar el efecto multiplicador en el empleo de esta iniciativa, usando el coeficiente estimado para la minería, se crearían 2.200 puestos de trabajo directos e indirectos. Este yacimiento contiene tierras raras en arcilla, lo que permite su explotación sin las externalidades negativas de tener que realizar tronaduras, ni proceso de chancado, y sin que se generen riles, ni embalse de relave.

Asimismo, no es fácil poder dimensionar la magnitud de las exportaciones que este proyecto generará, pero es relevante señalar que esta inversión de US$ 130 millones que se realizaría en Penco que es de sólo 600 hectáreas y que al compararlo con las 200 mil hectáreas que eventualmente podría contener estos minerales en nuestro país, implicaría multiplicar por 333 veces lo evaluado para esta inversión en el Biobío, cuestión que sin duda tendría un efecto sustancialmente mayor en toda la economía chilena, tanto en lo relativo a inversión como en el mercado laboral chileno.

En síntesis, Chile, que fue una economía pobre en términos de las energías del pasado, como petróleo y gas natural, es rico en las energías del futuro, tales como la energía solar, eólica y el hidrógeno verde, en donde la electromovilidad es la transformación más sustancial, ostentando nuestro país recursos como cobre, litio y tierras raras que son insumos esenciales para este proceso, generándose así una nueva riqueza para Chile.

Escrito por Tomás Flores, economista y académico de la Universidad Bernardo O’Higgins.